02 septiembre 2005

¿Originales?

Acabo de ver Mondovino, de Jonathan Jossiter, una película-documental sobre el mundo del vino. Más allá de las cuestiones técnicas y estéticas (comparto algunos puntos de vista pero después de casi dos horas y media no deja de estar bien resuelta) la película no te deja indiferente… Escuchas frases como “el vino está muerto”, asistes a la lucha entre gigantes de la industria contra pequeños agricultores o como el vino es tratado como un producto de masas o un producto artesano.

Pensando en nuestros nuevos vinos tintos (y después de una cata con casi todas las elaboraciones actuales), es cierto que su trayectoria tal como los conocemos es una aventura relativamente reciente. También es cierto que muchos de los proyectos con los que contamos están fase de incepción y el verdadero potencial de lo que se puede hacer está por llegar. Pero surgen muchas preguntas del millón de euros: ¿tienen todos estos proyectos algo en común (más allá de su origen claro está)?, ¿podremos hablar en el futuro próximo del estilo “tintos de Málaga”?, ¿podremos vender algo distinto a lo que se haga en otras partes del mundo?, ¿tendrá la Romé tinta (nuestra variedad autóctona) sitio en el universo del vino nacional? y ¿el mundial?.

El vino no deja de ser un negocio sometido a fuerzas antagónicas pero en mi humilde opinión de restaurador, camarero o penúltimo eslabón de la cadena, algunas de estas preguntas sí tienen respuestas. Creo que todo es más sencillo cuando lo que vendes se lo cree uno mismo y lo hace parte de su vida. Hay que vender con una buena relación calidad-precio pero igual de importante es que lo que vendas tenga identidad, valores y buen gusto. Y si además es de tu tierra y es bueno, mejor.

Málaga empieza a despegar. Esperemos que entre todos encuentre su lugar en este complicado mundo del vino.